Lo que se lleva dentro es lo que de veras se siente; y yo hoy tengo metido en el corazón algo que voy a llamar nostalgia de los pasados tiempos…. ¡Pues no estoy conteniendo la emoción, que pugna por libertarse!

Verán ustedes: yo – voy a descubrirles un secreto – he sido chico, ya va para bastantes años de este de gracia en el que transitamos por el pasaje hacia lo infinito. Y he tenido un tirador, y luego una pistola, y más tarde hasta un trabuco en imitación. Horror me da ahora nombrar esta palabra. ¡Yo con un trabuco en mis manos, como Diego Corrientes, pongo por modelo de bandidos!

Pues sí; tuve una imitación de trabuco y el arresto suficiente para llenarlo de papeles masticados y de pólvora. Y luego, apartando con el mayor respeto la cara y estirando el brazo diestro hasta donde me era permitido, y aún creo que un poco más, apretaba el gatillo y ¡pum!… largaba al espacio un estruendo que hacía retemblar la estrecha calle y bailar una danza en las cocinas a diversos coros de pucheros y cacerolas, bien ajenos a lo que se les esperaba.

Yo… ¡yo! disparaba trabucazos. Entonces tenía valor o inconsciencia para producir un estruendo y armar una revolución entre los mocetes que me rodeaban… ¡Milagros del entusiasmo que uno sentía en la típica fiesta del Primer Viernes de Mayo!

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Un año más se ha extinguido el eco de los disparos y el olor a la pólvora quemada. Jaca ha conmemorado ayer su fiesta típica, aniversario de aquella gran batalla del siglo octavo, contra los moros invasores.

Creemos que esta conmemoración ha ofrecido este año mayor esplendor y concurrencia que nunca. ¡Señores. Que maána la de ayer!. Jaca era un hervidero de gente por todas partes ¡Ah! Y no se han perdido las tortas… Podemos respirar tranquilos los patriotas jacetanos. Y felicitar a nuestro Sindicato de Iniciativas, a la Dirección del Turismo y al Ayuntamiento, que han sabido en su buen deseo y amor a las tradiciones locales restablecer, con el lucimiento posible, esta milenaria fiesta del Primer Viernes de Mayo. Las tradiciones tienen algo sagrado, que nos trae siempre el calor del patriótico sentimiento. Este calor que funde las almas a un mismo ideal de amor hacia el terruño.

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La vida es una transformación constante. Reconocemos que ha estado obsequioso y espléndido nuestro Ayuntamiento con autoridades, invitados y pueblo en general, pero también observamos tristemente que se fueron para siempre aquellos días en que, chico de verdad, después de beber el vinico tan rancio y tan dorado, con que el Municipio nos obsequiaba en la Sala de la Victoria, tornábamos a la ciudad en lo alto de un coche, desgranando ilusiones y optimismo ante el gayo paisaje primaveral!…

Ha renacido el Viernes de Mayo, Y lo ha hecho lúcida, brillantemente. Nuestra felicitación a cuantos han tomado parte en la fiesta.

Nuestra enhorabuena a todos; y la ofrecemos en forma especial a esos simpáticos mozos de la Bandera que este año han sabido exteriorizar la expresión de su íntimo sentir de jaqueses, mostrándose verdaderamente entusiasmados y afanosos de cooperar e año próximo en mayor número, y aun desinteresadamente, a favor del brillo de esta enaltecedora fiesta local.

Porque pensáis en jaqués, chocad esas manos rudas del trabajo… ¡y hasta el año que viene!

Esos varios señores de Huesca, que a Jaca vinieron a presenciar nuestra fiesta, os demostraron también su simpatía, obsequiándoos generosamente, en unión de otros buenos jacetanos, y aplaudiendo vuestro proceder local.

¿A que habéis sentido con esto satisfacción y alegría?

 

Articulo de El Pirineo Aragonés

Jaca 8 de Mayo de 1943